lunes, 30 de septiembre de 2013

Fabulas


*‘3 menos días antes de.’

—Once de la mañana y ella aún no aparece, como es de costumbre, nunca llega temprano. Es una niña insolente—es la parte más pequeña que detesta a la chica que ese chico espera, sin embargo ella es importante para él.

Los autos continúan su marcha monótona, no parecen ellos mismos y atreves de sus siluetas puedes ver al chico sentado en un los asientos de un viejo local, si prestas atención vez como poco a poco sus ojos pierden su vida. Se suponía que hoy era un día especial para ellos, alguna costumbre para mi olvidada, pero a pesar del tiempo, el chico aun guardaba esperanza de que ella llegara.

Pero al igual que muchos, él era presa de los rumores y hoy es el día perfecto para aclarar cualquier malentendido o al menos eso pensaba él.

—¿Escuchaste las noticias?

—Claro, claro. Fue horrible.

‘Los detesto’ pensó. La apatía gobernaba gran parte de su nuevo ser, por tan solo dos horas tarde, pero esa no era la verdadera razón, el chico siempre ha sido una persona paciente, pero hay algo en su corazón que lo carcome hasta casi pisar la locura.
Dos de la tarde. Ella aparece agitando sus brazos desde el otro lado de la calle, con una sonrisa de lado a lado. La luz del semáforo cambia y camina con un contoneo provocador para cualquier bestia. Pero a él ya no le importaba, sus ojos claros resonaban con la oscuridad. Su aspecto denotaba crueldad. Ya no era la persona amable de la que hablan en los cuentos, ya no era ‘él’

—Disculpa la tardanza Yal…—su voz termino con cierto deje, supongo que hasta ella, puede notar un ligero cambio en el hombre que decía ‘conocer’.

—¡CÁLLATE!

Aunque lo intente, él no puede calmar el agitado ritmo de sus pensamientos y ahora está fuera de control.
—¡Yalver que te sucede!—ignorante como siempre de su posición, no pensó que su ‘novio’ ya no razonaba con ella.

El chico levanto su mirada mostrando sus nuevos ojos, la chica entro en pánico. El mundo a su alrededor se detuvo en un instante, ahora todos miraban a la pareja. Pero el chico no pensaba hacer mas nada así que tomo una decisión. Un simple empujón.

Si, su mano derecha se movió por arte de magia, con fuerza empujando a la chica desde sus pechos. Sus ojos se abrieron como platos entre el miedo y la sorpresa, el chico sonrió una última vez. Mientras la chica caía al rayado peatonal, en cámara lenta pudo divisar como una camioneta 4x4 se acercaba a ella a toda velocidad.

El chico se volteo y comenzó a caminar sin remordimiento, escuchando  unos segundos después un terrible sonido, el sonido cuando aplastas la carne con un martillo, luego estallaron los gritos.

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sábado, 28 de septiembre de 2013

Humano

A veces me pregunto lo que soy. Escuchare decirme a mí mismo que solo soy un humano, pero lo cierto, es que soy un ser idiota y solo ese hecho me deforma como 'ser'.

Siempre cometió los mismos errores, nunca pensó en el mañana y es por eso que ahora él sufre. Pero ¿por que sufre realmente? Podrían decir que solo es cuestiones de amor, pero la verdad, él cree en la desdicha y en la desigualdad. El mundo nunca ha sido justo y tampoco lo será con él ni con sus iguales, por eso no cree en el equilibrio.

—Hey chico, ven con nosotros.

—No gracias.

—Como quieras.

El mundo jamás vino en colores, tampoco en bandos, pero es algo que casi nadie entiende. Y por eso se dividirán naciones, morirán sueños y se perderá la verdadera ‘utilidad’ del ser humano.

—Oye pásala.

Es algo a lo cual tampoco él atiende, probablemente ese sea el mayor problema de todos, su falta de consistencia.

—¿No será conciencia maestra?

El punto más álgido de todo, él ignora signos tan repentinos, y es por eso que sufre de ‘esos’ dolores de cabeza. Su mente aun inconsciente le reclama lo que realmente quiere, pero él lo ignora, somos sordos expertos ante el deseo propio.

—Que día tan aburrido.

Y tocamos la mayor incoherencia y es su soledad, vive encerrado luchando contra una pared invisible, impropias del ser humano, pero tan comunes en sus vidas, todas ellas están presentes en el pasado y en el presente, y lo más probable vivan inamovibles en el futuro.

—¿Entonces qué propones abuelo?

Nada y por eso nada cambiara, porque nadie aprende a ser ‘fuerte’. Él sabe que jamás ha sido ‘fuerte’ y es entonces el por qué convive con la misma pregunta todos los días: ‘¿Realmente soy un ser humano o un ser vació?’


—Buenas noches mamá.

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jueves, 12 de septiembre de 2013

Los cínicos


Me duele la cabeza, le digo al vacio, cierro mis ojos y los vuelvo abrir, los colores alteran mi conciencia, definitivamente odio todo “esto”. Me lanzo en el asiento frente al PC, aun sigue encendida de la noche anterior, mi historia aun esta sin acabar, pero esta vez realmente no me interesa, guardo el documento, doy unas aspiradas a mi cigarro invisible y me levanto de la silla.

Me pongo los pantalones, agarro la chaqueta de cuero viejo con olor a perro mojado de la silla y salgo del apartamento, sin ningún fin en la mente, sin ninguna meta a corto plazo.

Escucho el maldito ruido del mundo galopando en mis oídos, ¿acaso hay una maldita ley en contra de mi tranquilidad? El planeta me responde con un sí, ni a la tierra le interesa mi existencia, a menos que mi carne se esté pudriendo, no me queda más que reírme y seguir caminando. Ver a las rameras de la calle hablar sobre sus hijos delincuentes, esquivar a los mal nacidos en sus bicicletas con motor, sinceramente mi vida en este lugar es toda una aventura de insensateces, pero a nadie le preocupa incluso a mí, que tanto me molesta toda la basura de gente o la gente de basura,  no hay diferencia, todos somos “iguales”.

Choco con un “Señor de las Latas”, me sonríe con su dentadura entre hueca y oscura, le devolví mi la sonrisa,  mi pobre sonrisa,” estamos en las mismas” fue lo que mis dientes le respondieron, pero a nadie le gusta escuchar esas verdades y más cuando se trata de la falta de dinero, pero odio hablar del dinero y más cuando no lo tengo.

Rojo sangre están hoy las calles y el cielo está bien verde, desconozco la lógica de este mundo pero como les dije, no me interesa. Esta solo es mi retorcida visión de hoy, pero esperen, ya llegare donde “Roni” el suele escuchar bastante bien.

            —Hey Mario—escucho tras abrir la puerta de “Santa Romangolia de los Muertos”, no me pregunten por el nombre, yo no fui quien tuvo tan “original” idea.

            —Al fin, un poco de paz Roni, odio tanto estas calles, a ti también te odio bastardo, siempre vienes de verde y  no fumas nada verde—con ello di otra aspirada a mi cigarro malaire invisible.

            —Siempre tan amable Mario, por eso el mundo siempre te da una patada en el trasero.

            —Por fin alguien tan sano como yo, un aplauso para ti bastardo por ser mi único hermano en este mundo desordenado.

            —Entonces no estaría mal que pagaras por la porquería de bebidas que tomas siempre, ayudaría al negocio—al parecer, soy el único que puede entrar acá.


            —Culpa al mundo amigo mío, por haber perdido el juicio.

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