viernes, 11 de marzo de 2011

Corrosión: El último aliento



Perdí la noción del tiempo y quizás de mi propia cordura, este día me encontré sentado en un banco de color verde...preguntándome ¿En qué piensan los seres humanos?

Mis dudas no se disiparon con el pasar de las estaciones...aunque claro, este lugar esta carente de alguna estación clara, el tiempo siguió corriendo y solo mis dudas siguieron divagando, aún mas en mi conciencia. En mi estado absorto de lo real y lo onírico, mis dudas planearon un escape masivo de mi propio "yo", escuche entre vulgaridades y gritos de mi subconsciente, sin embargo, mis dudas salieron de mis oídos...fue un tortuoso proceso pero aquellos pensamientos disfrazados de interrogantes lograron salir de mi cabeza; se movían de forma exaltada, como una persona enfadada, no las entendía en lo absoluto, solo las deje de observar y volví mi vista a las personas que seguían pasando, en la misma calle, en la misma plaza.

Una lluvia perversa dio comienzo a una larga carcajada sobre la ciudad, sus gotas fueron guiadas a las calles...a los transeúntes de mi tierra, algunos corrían, otros tan solo caminaban, pero ninguno de ellos llevaba un paraguas, me preguntaba si solo corrían a algún escondrijo para huir de la miseria o los otros se habían resignado a solo aceptarla, como de costumbre no pude llegar a una respuesta...solo espere ahí...sentado en medio de la lluvia en espera de alguna gota "respondedora".

Dirigí mi mirada hacia el cielo nublado, las gotas caían constantemente sobre mis ojos, irritaban y alteraban algún lugar en mi percepción, sin embargo aun esperaba las respuestas sentado, mis dudas empezaron a golpearme por todas partes de mi cuerpo, tratando de llamar mi atención, sin embargo yo seguía siendo ignorado por el mundo y todas sus penurias, al igual como yo lo hago con el mundo, este mundo ésta corrompido...al menos fue a la única conclusión que pude llegar tras días y días de pensar lo mismo, de observar las costumbres, las quejas, los gritos, las abominables acciones de los transeúntes, desde ese momento perdí la noción del tiempo...el mundo se convirtió en un lugar silencioso.

El mundo es un lugar gris con personas de matiz gris, sigo viendo como las personas caminan  pasando al lado de otras, en algunos de ellos se dibujan en sus pechos extrañas figuras, con luces fosforescentes, unos representan jaulas, pensé ligeramente...quizás sean presos de algún tipo...otros solo pude ver un par de mascaras carnavalescas...la gran mayoría las tenia, sentí curiosidad de ello...pero era obvio lo que había en sus corazones o lo que trataban de ocultar, sin embargo me distraje un tanto pensando...mis dudas seguían molestando, golpeándome por todas partes nuevamente, incline mi cabeza hacia adelante, había un pensamiento mal trecho que ignoraba por completo...me perturbaba. La lluvia lentamente fue mermando, mis hombros empezaban a sentir un peso misterioso...cobardía, depresión, miedo, de pronto todo el lugar se lleno de voces, de risas, de llantos, de canciones, de gritos...todo al mismo tiempo, mi mente no pudo soportarlo, tape mis oídos una vez mas...¿una vez más?

Mis dudas se calmaron, se quedaron fijas al frente de mi, baje mis manos, el silencio reinaba nuevamente. Me levante, mire a mi alrededor, el mundo gris comenzaba a cobrar color, el matiz grisáceo caía como un tapiz viejo recién desprendido, por segunda vez, deje de pensar, salí corriendo de la plaza, con una idea en la mente...¿Es demasiado tarde?

Corría lo más rápido que podía, no quería detenerme...no quería perderla. Mis dudas, me seguían pero de forma silenciosa en mis hombros, no podía entender la actitud que acaban de tomar, sin embargo no deje que los compases de mi atención se perdieran. Las calles estaban pobladas de personas, nos encontrábamos en días festivos, una tonta excusa que han encontrado para realizar ritos estúpidos y costumbres aun mas estúpidas, pero no tengo tiempo para pensarlo me dije. Llegue a una encrucijada, personas con disfraces, puestos de comida, tiendas portátiles, todo el lugar abarrotado, parecía un infierno repleto de demonios a mi espera, me detuve un momento, no podía seguir corriendo por el cansancio. A pesar de todo sigo siendo un humano.

Respire hondo y emprendí nuevamente carrera, mire desesperado a mi alrededor, entre tanta personas...sin embargo a lo lejos pude vislumbrar unas escaleras predispuestas para las líneas de trenes, me abrí paso entre la gente, era completamente invisible para ellos, todos entregados en sus mundos, en burbujas tan frágiles que solo un alfiler sería capaz de reventar, sin embargo solo los obvie.

Empujando y avanzando, entre insultos y despistes llegue a unos cuantos metros de distancia de la entrada de la estación de trenes, respire un poco y salí disparado hacia ella, solo unos metros de distancia me separaban de "ella", sin embargo un hombre gigante apareció de la nada, podía "observarme", esos ojos maliciosos, esos ojos me observaban fijamente...ojos mostaza...sentí un martillazo en mi pecho...una batalla de emociones y sentimientos invadieron mi pecho, caí preso de culpas, de fracasos...termine arrodillándome tratando de encontrar un  punto de "equilibrio" en mi existencia, fue ahí cuando me percate, era aquel hombre atemorizante quien debilitaba mi fortaleza mental, el hombre se percato de que su truco había perdido el hilo, se hiso a un lado y se rio maliciosamente...yo apenas con aire me levante, intente golpearlo, pero tales comadrejas saben bien moverse por las sombras, tome aire nuevamente y seguí corriendo hasta empezar a bajar las escaleras.

Aun hay tiempo...¡Aun hay tiempo! seguía pensando.

Grite el nombre de "ella" una y otra vez mientras bajaba las escaleras, casi en el último escalón sufrí un resbalón pero con una maniobra de "ultra-tumba" logre reincorporarme y seguir corriendo.

Al llegar al "centro" baje el ritmo y comencé a trotar hasta detenerme, las personas empezaban a notarme, me miraban con desconcierto, por mi parte empezaba a recordar como llegue a este punto...sin embargo ya no quería pensar más.

Di una vista a mi alrededor, habían varios policías de seguridad, me detuve un momento a pensar, calcule unos 15 metros de donde estaba yo y los torniquetes, los policías solo eran 3 distribuidos por todo el lugar, mis dudas aparecieron nuevamente, me golpeaban la espalda, eran curiosos...

Por primera vez los entendí.


¡CORRE!

           
Salí disparado, sin pensarlo cerré mis ojos, por unos instantes me sentí parte de este mundo completamente, me sentí nuevamente..."vivo".

Los policías se percataron de mi elocuente forma de cumplir mis Metas e intentaron detenerme, pero no era la primera vez que corría, que andaba por este suelo, por esta tierra. abrí nuevamente los ojos, vi aproximarse al primer policía, aumente mi velocidad, el policía estaba adelante de mi, seguí corriendo hasta casi llegar al frente de el, frene un poco, el idiota se lo creyó, di un giro con ayuda de su espalda y solo continúe dejándolo atrás, a veces agradecía la ineptitud de los trabajadores de mi tierra, los otros dos me trataron de alcanzar pero estaba lo suficientemente lejos para alcanzarme, y ahí todo parecía un sueño...salte aquellos torniquetes y seguí corriendo.

Vi las escaleras mecánicas a mi izquierda, pero estaba repleto de personas festejando, no me importo, arrime, empuje, salte gente y por fin había bajado al pasillo de los andenes del tren... estaba exhausto, sin embargo miraba a mi alrededor, no lograba encontrarla, corrí por los pasillos, por los cuartos, por todo los andenes...pero no la encontraba de pronto mi piel  de color rosada carne empezó a tornarse grisácea...

El tiempo se acabo.

Caí arrodillado...el piso estaba frio...mis dudas seguían quejándose..me reí por momentos pero luego las vi convertirse en polvo...sentí una punzada en mi pecho, saque mi colgante de mi cuello, un viejo regalo...mi reloj de arena.

Mi colgante poco a poco se fue oxidando...ya es demasiado tarde, dije al vacio, pedí ayuda, pero nadie me veía, todos veían los rieles del tren...mi voz comenzó a tornarse ronca, ese mundo colorido...volvía a ser gris...y yo...con él, este mundo siempre fue una corrosión para mi existencia, toda una secuencia de malas decisiones me infectaron con un virus...el virus de la falsa identidad, en un principio nadie pudo entenderme, inclusive ni yo mismo...veo que nada ha cambiado desde entonces. Olvide que "pensar" por mí mismo era el don, era la oportunidad. "Ella"  junto a mis dudas un día cualquiera aparecieron frente a toda aquella gente extraña y me sacaron de este mundo gris...pero ahora yo...yo...

El dolor me venció por completo, me deje caer boca arriba, cerré mis ojos un momento, no pude encontrar recuerdos que suavizaran en el profundo letargo en que me sumergiría involuntariamente, maldije todo lo que podía, odiaba recordar el pasado...odiaba volver a un autómata mas....poco a poco me iba escapando de mi propio mundo, mi visión empezaba a distorsionarse, a irritarse...la tristeza me invadió, mis ojos se llenaron de lagrimas...


Dejaría de existir

La quiero...tanto...pero...no soy tan fuerte para hacerlo solo dije al vacio nuevamente, luego respire hondo y mire uno de los trenes, la vi, era "ella" golpeando el vidrio del tren, impulsiva, imprudente, violenta, me miraba fijamente y con lagrimas en sus ojos..., alce mi mano hacia ella...dándole mi último aliento...

El colgante se rompió...

Es como un virus...si pierdes tu identidad...te pierdes a ti mismo, tus huellas, tu nombre, tu historia.


En las vías del tren se había escuchado de algún suceso pero ninguno de los transeúntes confesaba a ver visto algo fuera de lo normal, nadie más recordaba el pequeño incidente del intruso soñador. Lo único que se pudo encontrar fue una estatuilla de una espada rota y complemente oxidada, sin embargo una historia surgió...todos los días en una "hora muerta" se dice que una mujer de corte desconocido miraba con melancolía al piso, donde aquel colgante había sido encontrado.

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